jueves, 10 de diciembre de 2015

Ay que linda esta la grieta mamá!


Hay varios tipos de grietas.
Está la grieta de ese borracho que entra en un bar y haciendo ademanes divide el lugar en dos: de acá para allá son todos unos hijos de puta... y de acá para allá se van todos a la puta que los parió!
Del primer grupo uno se queja:  eh! yo no soy ningún hijo de puta!, a lo que el borracho responde: entonces andate a la puta te parió!

La tan fogoneada grieta que divide a la sociedad en dos, que atenta contra la unidad nacional, que nos impide ser mejores como sociedad y como país, sería como la del borracho: una fantasía, una producción etílica, un chiste en última instancia, sino fuera porque representa un claro instrumento de manejo de la opinión pública.


Si la grieta es la que divide los que confunden el rechazo de un modelo que ni siquiera intenta disimular su concepción no inclusiva con la defensa ciega de un gobierno, de los que entienden la enorme diferencia, entonces la grieta es saludable.


Si la grieta separa los que apoyan la inclusión a través de políticas concretas (no entelequias), de los que discuten desde las denuncias de un diario, entonces la grieta es útil.


Si la grieta es la que marca la diferencia entre los que mínimamente perciben que para construir un presente en términos sociales, políticos y económicos, es fundamental comprender los procesos históricos que nos enmarcan, y aquellos que piden borrón y cuenta nueva, sí se puede! y ojalá que tenga suerte y que cumpla lo que promete, entonces la grieta es una bandera.


Si esa enorme grieta aisla a quienes se ponen locos por los populismos sin tener rastro de los significados históricos del término sino que sólo cuentan con el cliché mediático asociado a la amenaza antidemocrática, de los que buscan comprender sus connotaciones políticas, económicas y hasta socio-culturales, entonces la grieta es sinónimo de brecha cultural.


Si la grieta separa a aquellos que se detienen en la marca de una cartera, un peinado o un vestido, de aquellos que critican políticas o ausencia de políticas, entonces la grieta no merece análisis.


Si la grieta hace que unos llamen dictadura a un gobierno con todo el sustento democrático-constitucional, y que hablen para decir que no se puede hablar, de aquellos que si no fuera por el efecto corrosivo que esas posturas tienen se reirían de tal ridiculez, entonces la grieta es un abismo de ignorancia.


Si la grieta distingue aquellos que no se conciben sin el Otro, es decir, no son indiferentes al sufrimiento ajeno, de aquellos para los que un otro hambriento es solo parte del paisaje entre vidriera y vidriera, entonces la grieta es imprescindible.


Si la grieta es el límite entre los que valoran el debate, argumentan su posición y se enriquecen con ideas, y los que prefieren comprar el discurso que les soplan los medios, entonces la grieta es pereza mental.


Si la grieta discrimina a los que  vislumbran un horizonte de soberanía nacional en el apoyo estatal la producción científica, de aquellos que sólo valoran el último modelo de chuchería extranjera, ignorando el dominio imperial y sus consecuencias, entonces la grieta es vieja, muy vieja.


Más concretamente, si la grieta representa la brecha entre los que en un subsidio a una madre ven un hijo vacunado, asistiendo a clase y con menos posibilidad de quedar excluído del sistema, y los que ven pibas embarazas para cobrarla, entonces la grieta es sinónimo de odio de clase.


Más globalmente, si la grieta ubica a un lado a los que detectan el peligro de claudicación económica que representan los tratados de libre comercio delineados desde el norte, de los que los ignoran o prefieren mirar su jardín, entonces la grieta es miopía internacional.

De la verdadera grieta, la histórica, la que más allá de todo se resume en un egoísmo cultural, no vamos a escuchar en los medios hegemónicos, pero mejor tenerla bien señalizada.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Mauricio McDonal's y las eMes del triunfo

Han triunfado algunas eMes.
La más evidente de todas es sin dudas la del Mercado. Y esto no hubiera sido posible sin sus dos bastiones fundamentales: los grandes Medios de comunicación y el Marketing. Los primeros, muy poco novedosos aunque efectivos, fogoneando la opinión pública y articulando un mensaje diseñado en las escuelas del segundo.

El triunfo marketinero no se agota en una campaña simbolizada por un globo y la elección de algunas palabras clave como equipo, gente (no pueblo), alegría y el machacado cambio, sino que una vez más viene ratificar que el contenido no hace al éxito de la venta: las que venden son las formas.

Pero más llamativo aún es que ese despliegue marketinero demuestra no tener límites en la resignificación simbólica: se devoró las alertas lanzadas sobre las conocidas consecuencias de un modelo neoliberal (entre ellas la tristemente conocida Miseria). No solo se las devoró, las reformuló en la mentada campaña del miedo, luego diluída en una serie de chistes lanatescos de la pinta "si gana Macri entonces...". Notable forma de extirpar sentido. A la (supuesta) campaña del miedo, la campaña del ciego.

Algo similar ocurrió con la virulencia empleada por algunas voces de los que rechazamos tal modelo de país, inscribiéndola en la ambigua y desnaturalizada grieta y lanzando eslogans como: queremos el país del diálogo o somos la revolución de la alegría. Mamita! Revolución?

El término revolución ha sido históricamente manoseado por unos y otros, inclusive por viejas eMes y en otros órdenes de violencia como el Militar. Pero esta vez sorprende el vacío de la propuesta revolucionaria: estar alegres sin más motivos que la sola respuesta al ánimo de un sector que, equivocado o no, exhibe argumentos. Y justamente la sonrisa por sonrisa misma representa la anulación del argumento del otro. Pero sorprende aún más la respuesta obtenida: se viralizó como símbolo de identidad: "nosotros somos los que queremos estar alegres".

En cuanto a los personajes M, lo primero que me viene a la memoria es el eco de Carlitos, cuyo "síganme, no los voy a defraudar" se escuchó detrás del "les pido que no me abandonen" por parte del nuevo presidente electo.

Dan escalofríos otras eMes como la de la bestia llamada Abel Albino, cuya Monstruosidad, propia del Medioevo, revive viejas cruzadas contra prácticas paganas como la masturbación y los hijos del demonio, empecinados en ir contra la naturaleza profiláctica y heterosexual.

No causa menos pavor la designación como ministra de seguridad de la otrora denunciada como "infame traidora a la patria" por el Mamarracho Carrió. Minusválida jefatura tendrá una de las carteras más críticas, aunque no nos podremos sorprender por lo que haga luego de sus desempeños en cargos igualmente complejos durante la Alianza.

Otro triunfo que no causa la más mínima gracia es el de Miguel Midachi, en una Comisión de Cultura: gran victoria de chavacanismo más raso en el plano de la comedia (al humor nunca lo llegó a rozar), victoria que simboliza otras eMes en terreno cultural como la Misoginia y el Machismo.


Pero más que todas estas eMes juntas, la que más me pesa en su mueca revanchista es esa franja de la clase media, con minúscula como se precibe su visión: Miope por lo cortoplacista y localista, Mediocre y Mezquina por su superficialidad, orgullo y egoísmo.
Ahora podrá enarbolar sus banderas de Miami y Manhattan, de Money bajo el colchón y Megatlon para estar en forma, de Menos Mugre en las calles y Muita praia, de Mío, Mío y Mío qué bueno sería llegar al Mercedes Benz, de Menos Morochos cobrando planes vagueAR y vamos nene que lo tuyo es el Managment.

Es tan importante detectar los errores, no menores, de una gestión saliente como caracterizar el apoyo a un proyecto que, al carajo con la campaña del miedo, no lleva en su ADN la concepción inclusiva.
Y sobre todo habrá que pensar mucho, estar despiertos, recuperar simbólicamente algunos términos y encontrar la forma de educarnos para romper la fascinación por los espejitos de colores.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Virgencita de los capitales




Ella sonríe a todos por igual. Augura buenos tiempos para sus relegados feligreses.
Estos, grandes capitales azotados por una tempestad que parecía no tener fin, respiran tiempos de cambio.
El dorado sol se abre paso entre tanta nube negra. El jardín finalmente reflorecerá.

Sin embargo, la imagen de la virgencita atrae a otros fieles, hijos bastardos estos, nacidos al calor de fuegos paganos.
Su derecho es legítimo. Ellos soplaron fuerte para que las velas del cambio se abran paso en este mar, siempre difícil.

A diferencia de los primeros, que fueron paridos por la Razón, estos no tienen mas que Fe, mucha bronca y una fuerte voz para replicar los sermones bajados en su biblia matutina.

Piden seguridad.
Piden libertad.
Piden unir las aguas.
Piden exorcizar el cielo de corrupciones diabólicas.
Piden finalmente, el sacrificio de quien les dio de comer.

No quieren entender, no quieren argumentos, no quieren ver más allá. Mucho menos cuando el más acá está plagado de amenazas.

Pero en algún rincón de sus conquistados corazones intuyen que el templo tiene cupo limitado. Entonces miran hacia abajo y maldicen a esos otros, los desnutridos de siempre, que amenazan con sumarse a la peregrinación.

No falta mucho para que la primer ola se los lleve.

Lamentablemente, el precio del espectáculo lo pagaremos todos.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Hepatalgina para el paco

Qué día peronista decimos y pasamos a debatir acerca de qué es lo que lo hace peronista. ¿Quién acuñó la frase?
Tal vez el clima primaveral sintetice lo generoso de un proyecto popular. O tal vez lo soleado sea más inclusivo que lo lluvioso.

El vino, la charla, el bullicio de fondo. Sólo nos separa un vidrio. Un vidrio y unas rejas que hacen a la seguridad del local. También una calle.

Acá están por traer el flan con dulce y crema. Allá el sol sigue cayendo gratis, y ella que fuma yendo y viniendo en unas pocas baldosas.

Preveo un dolor de hígado. Nada que un botiquín casero no pueda arreglar. Pero no. Hay algo más. Hay imágenes que no se bancan ser telón de fondo. Hieren preguntando.

¿Qué es lo que hace que un ser humano se atiborre de comida frente a otro que se muere de hambre? ¿Qué lleva a que una persona pueda atender sus malestares mientras que otro deba vivir con su dolor? ¿Por qué no duele tanto el dolor del otro como el propio?
Preguntas hijas de preguntas nietas de ¿qué nos hace tan egoístas?

Mi gesto desviado motiva la pregunta ¿qué te pasa? y mi comentario abre el debate, las explicaciones del caso. Lo racional. El capitalismo, lo coyuntural y las estadísticas que hasta dicen que la salud pública local es una de las mejores de la región. La solidaridad también dice presente, siempre hay alguien que acerca un plato de comida a quien le falta. Pero no. No alcanza. Hay un punto que se me hace básico, primitivo: uno come el otro no.

La discusión me revela otro aspecto de la escena: razonamos con la panza llena. Otra vez recuerdo aquella vieja pregunta sobre si se puede hacer filosofía desde la comodidad.

Vuelvo a lo básico. Qué genera la brecha. Miro nuevamente hacia la otra vereda y noto que a pocos metros del techo de autopista hay una panadería-café con leyendas francesas. Los asistentes aprovechan el mismo sol pero capitalizado en mesas y pintorescas sombrillas. Ese sol cuesta.
No son peores que los de esta vereda, son sólo nuestra proyección en el cuadro.

Ella lo moviliza a él, hundido entre varios colchones. Él parece querer seguir su siesta.

¿Dónde se origina todo? Después de todo ella está ahí y yo acá porque el azar nos parió en diferentes veredas. Y la calle separa los que tienen acceso a vivir dignamente de los que no. ¿Cómo se llama la calle? ¿Cuán digna es una vida a costa de otro?

La calle es una avenida. Divago con eso de ave-nida, la ironía se cuela por todos lados.

lunes, 29 de junio de 2015

Por cuatro días locos

Hoy cumple años la más testaruda de todas. Esa mujer empecinada en divertir y divertirse.
Esa que no solo le devuelve la sonrisa a la Huesuda sino que la hace descostillar de la risa.
Ni Alberto Castillo imaginó que alguien pudiera encarnar su poesía de manera tan radical: según me transmitió hoy van 93 años del primero de los cuatro días.
Hoy brindan el chancho y la mariposa por  Paulita. Por "La Piba". Yo también.

¡A tu salud abuela! Por tus inacabables ganas de seguir robando sonrisas.

lunes, 13 de abril de 2015

Tu voz en la garganta

Tengo un nudo en la garganta... otra vez sin poder decir, solo que ahora no va a ocurrir como tantas veces, que tus palabras vengan tan a la medida de lo que siento y pienso que parezcan hechas para mi.

Seguro estoy exagerando. Vas a seguir diciendo, iluminando, denunciando cuanta injusticia detectes. Y sobre todo, vas a seguir seduciendo, incomodando, pintando con las palabras, haciéndolas mías otra vez.

Especialmente van a seguir gritando tus cuentos para despertar, cuentos que delatan otros cuentos, esos que nos quieren dormiditos y consumiendo, soñando y produciendo.

Pero ¿de qué me quejo?, si hace tiempo que disfruto de algo inédito en mis lecturas: cuando te leo, te escucho. No metafóricamente. Escucho tu voz, con tus pausas, con tus tonos, con tu mirada. Estoy seguro que no soy el único al que le pasa esto. Y creo que eso es lo que haces mejor: darnos tu voz.

Es más, si te descuidas hasta te robo ese chanchito con el que firmas.

No tengo frases para citar en este momento. Solo un recuerdo, con tu voz obvio, sobre aquella ventana sobre la memoria, solo que ahora el alfarero que se retira sos vos, y nos dejas tantas piezas lindas que ni ganas de estrellarlas contra el piso tenemos... pero la tradición manda y como tan bien la pintaste, eso es la memoria: pedacitos de las piezas fundamentales mezcladas en la propia arcilla.



martes, 6 de enero de 2015

Taller Humano: Pesadumbre


Un día una decepción, una luz mal vista

un día una lágrima no llorada

un sonido no expulsado utilizando las cuerdas debidamente, vocales.


un deseo, una curva no aprovechada, un sentir ahí

y una noche mal llevada y una raíz que no fue regada.


ahora siento y veo

ahora me libero

recupero esa torsión inicial.


el color opuesto,

el brillo que me dice que lo anterior era necesario.


hoy me levanto.

(Alejandro Gomez)